La crisis energética que estamos viviendo en Ecuador, ha puesto en evidencia que algunos países necesitan dejar de ser tan dependientes de otros países en este ámbito, o mejorar su matriz energética; con el fin de poder afrontar en los años venideros la baja producción por condiciones ambientales o decisiones políticas.
La relación entre la sequía y la crisis energética es una preocupación cada vez mayor en un mundo donde el cambio climático está generando condiciones climáticas extremas. Para abordar este desafío, es esencial diversificar las fuentes de energía, mejorar la eficiencia energética y adoptar prácticas de gestión sostenible del agua. Al hacerlo, podemos mitigar los impactos de la sequía en la generación de energía y trabajar hacia un futuro más resiliente y sostenible desde el punto de vista energético.
De acuerdo con el informe anual 2022 del Operador Nacional de Electricidad CENACE, la producción eléctrica del Ecuador en 2022 fue de 28.684,62 GWh.
La producción eléctrica del Ecuador en 2023 será de 22.500 GWh, lo que representa una disminución del 20% respecto a 2022. Esta disminución se debe principalmente a la sequía que ha afectado al país en 2023, que ha reducido el caudal de los ríos y, por lo tanto, la producción hidroeléctrica. Además de la falta de inversión en el sector energético, nuestro país ha invertido menos en el sector energético en los últimos años, lo que ha dejado al país con una capacidad de generación insuficiente para satisfacer la demanda.
El Internet de las Cosas en el ahorro de energía puede llegar a ser clave para llevar a cabo una gestión energética eficiente que no produzca desigualdades entre países, y mejorar las condiciones para que no se produzcan crisis energéticas como la que estamos viviendo actualmente.
El IoT tiene el potencial de revolucionar el ahorro de energía. A medida que la tecnología IoT continúa desarrollándose, es probable que veamos nuevas e innovadoras aplicaciones que ayuden a reducir el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Podemos considerar algunas aplicaciones del IoT en el ahorro de energía.
Las Smart Grids son redes eléctricas inteligentes, un ejemplo fundamental de cómo el IoT se utiliza en el ahorro de energía. Estas redes permiten una gestión más eficiente y flexible de la energía, lo que reduce pérdidas y costos, a ello le podemos sumar edificios inteligentes que empleen sensores IoT para controlar sistemas de iluminación, calefacción y refrigeración, así como para optimizar el uso de energía de electrodomésticos y equipos electrónicos.
El Transporte sostenible es otro sector que se puede manejar con IoT, podemos utilizar en el monitoreo de flotas de vehículos para reducir el consumo de combustible y las emisiones. También permite la gestión de estaciones de carga para vehículos eléctricos.
En la agricultura, el IoT se emplea para optimizar el riego, la fertilización y la gestión de recursos, lo que reduce el consumo de energía y los costos.
También se pueden realizar procesos de gestión de la demanda de energía, los medidores inteligentes permiten a las compañías eléctricas ajustar la producción de energía de acuerdo con la demanda en tiempo real, lo que reduce los picos de consumo y la necesidad de construir nuevas plantas generadoras y la eficiencia en la cadena de suministro energética; las compañías de energía pueden utilizar sensores IoT para monitorear y mantener sus infraestructuras de manera más eficiente. Esto incluye la inspección de redes de distribución eléctrica y la detección temprana de problemas en las instalaciones de generación.
A pesar de los beneficios evidentes del IoT en el ahorro de energía, existen desafíos que deben ser abordados. Estos incluyen preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos, la interoperabilidad entre dispositivos y la inversión inicial requerida para implementar tecnologías IoT. Además, es importante considerar el impacto medioambiental de la producción y disposición de dispositivos IoT.
El Internet de las Cosas está transformando la forma en que gestionamos y utilizamos la energía, ofreciendo una gran promesa para la reducción de costos y el impacto ambiental. Al aprovechar la monitorización en tiempo real, la optimización de recursos y la gestión eficiente de la demanda, el IoT se está convirtiendo en una herramienta crucial en la búsqueda de un futuro más sostenible y eficiente desde el punto de vista energético. Pero no podemos dejar de lado la responsabilidad social en el ahorro de energía, es un compromiso compartido que involucra a individuos, empresas, gobiernos y comunidades en la búsqueda de un uso más sostenible de los recursos energéticos.