El planeta entero se ha detenido debido al virus SARS-CoV2 causante de la enfermedad por coronavirus COVID-19. Lo que hace unos meses observábamos por las noticias y parecía un problema lejano en China, se ha convertido rápidamente en una crisis mundial de salud, y por supuesto, ya está en nuestro país y en nuestras ciudades.
La pandemia ha obligado a muchos países a tomar medidas de confinamiento para evitar que la situación empeore y así frenar una enorme tragedia humanitaria. En consecuencia, todo el sistema de salud, el comportamiento social, la producción de bienes y servicios y, por lo tanto, toda la economía a nivel local, nacional e internacional está atravesando una dura prueba, únicamente comparable con guerras mundiales. Actualmente ya son 35 países que han aplicado estas medidas y han obligado a que alrededor de mil millones de personas en todo el planeta tengan que cambiar sus estilos diarios de vida.
Uno de los efectos colaterales ocasionados por el coronavirus, es la calidad del aire, que impresionantemente está mejorando en los países que permanecen bajo cuarentena. Un ejemplo de ello, son las imágenes satelitales (Fig. 1) que compara la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2)[1] en la provincia de Wuhan, China (epicentro de la pandemia), en el lapso de un mes. El nuevo coronavirus apareció por primera vez en Wuhan en diciembre de 2019, para enero de 2020, las autoridades habían puesto la ciudad en cuarentena, deteniendo aviones, trenes, metro y la mayoría de los vehículos privados. A medida que el virus se propagó más allá de Wuhan, también lo hicieron las cuarentenas que cerraron negocios, detuvieron los viajes en todo el país y, como consecuencia, se redujo la contaminación ambiental.
Figura 1: Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA usando datos modificados del Copernicus Sentinel 5P procesados por la Agencia Espacial Europea.
El 8 de marzo, el economista de recursos ambientales de la Universidad de Stanford, Marshall Burke, hizo algunos cálculos[2] sobre la reciente caída de la contaminación atmosférica en algunas partes de China y las posibles vidas salvadas, concluyendo —de forma conservadora— que es muy probable que las vidas salvadas por la reducción de la contaminación superen las muertes de COVID-19 en China.
No sólo en China, las principales ciudades europeas también están observando una mejor calidad del aire gracias a las estrictas limitaciones de movimiento y cierres de empresas que se promulgaron en las últimas semanas. Las imágenes satelitales de la Agencia Espacial Europea (ESA) muestran una clara disminución del NO2 desde principios de enero de 2020. Menos automóviles y el cierre de fábricas han creado una oportunidad para que la calidad del aire se recupere. Por ejemplo, en el norte de Italia (región altamente productiva e industrializada), y en ciudades españolas como Madrid y Barcelona ha existido disminución de polución en un breve intervalo de tiempo. Aquí, los datos de los satélites muestran los niveles de NO2 en Europa a desde principios de enero hasta marzo.
Video 1: Imágenes del satélite Sentinel5P de la ESA, mostrando las primeras 10 semanas de 2020 en Europa.
Otra ciudad que ha experimentado una mejora considerable en la calidad del aire es la ciudad de Teherán en Irán (Fig. 2), considerada como la séptima ciudad más contaminada del mundo según la Agencia Europea del Medio Ambiente. En el contexto de la pandemia actual, Irán es el país más afectado por el coronavirus en Medio Oriente, en donde a la fecha existen alrededor de 27 mil personas infectadas por el coronavirus, de las cuales, más de dos mil han muerto.
Figura 2. Ciudad de Teherán. Izquierda, foto obtenida de MEHR Newagency el 18 de diciembre de 2017. Derecha, foto obtenida de Anadolu Agency el 02 de marzo de 2020.
CONCLUSIONES
· Aunque positivos, estos efectos ambientales ciertamente no quitan la tragedia del coronavirus, que está perjudicando a tantas familias alrededor del mundo. Pero, en estos tiempos difíciles, es quizás un resquicio de esperanza para los sacrificios que todos estamos haciendo.
· Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire que respiramos puede causar problemas respiratorios o cardíacos crónicos o cáncer de pulmón, tan o más letales que el propio coronavirus, provocando alrededor de 9 millones de muertes prematuras cada año. En este sentido, las medidas de aislamiento social protegen de dos maneras, reduciendo el riesgo de infección por COVID-19 y aliviando la contaminación ambiental.
· Por ahora no disponemos de estudios revisados por pares que midan el verdadero impacto que tendrá la reducción de las emisiones contaminantes en la salud a causa del coronavirus, pero dado lo que sabemos sobre los peligros de la contaminación atmosférica generalizada, es muy probable que haya un beneficio directo en forma de menos muertes relacionadas con la contaminación.
· En cuanto a otros países o regiones que han tomado medidas de confinamiento, en especial en los países sudamericanos, todavía no se tienen análisis que permitan comparar la misma tendencia de las ciudades aquí analizadas, sin embargo, es razonable pensar que se tendrá el mismo impacto positivo en la calidad del aire, en especial de las ciudades más industrializadas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[1] El NO2 es un gas tóxico e irritante y se forma como subproducto en los procesos de combustión a altas temperaturas, como en los vehículos motorizados, plantas industriales, centrales eléctricas que usan combustibles fósiles entre otros.
[2] Consultado en: http://www.g-feed.com/2020/03/covid-19-reduces-economic-activity.html